En este ocaso que al silencio llama
perplejo queda el ser y solo espera
la noche que se acerca y persevera
la nostalgia que el alma le reclama.
El cielo es un torrente que se inflama,.
en el poniente y en la luz postrera
surgen sombras opacas y agoreras
que preceden la noche con su drama.
Canta el río rozando las totoras.
Con el paso infinito de las horas,
la noche ya es un manto en la ribera.
Bucólica acuarela que amalgama
el alma y el paisaje en este drama
de la infinita noche de la espera.
Juan Manuel Olveira
G.Bourg, 4 de Noviembre de 2009
perplejo queda el ser y solo espera
la noche que se acerca y persevera
la nostalgia que el alma le reclama.
El cielo es un torrente que se inflama,.
en el poniente y en la luz postrera
surgen sombras opacas y agoreras
que preceden la noche con su drama.
Canta el río rozando las totoras.
Con el paso infinito de las horas,
la noche ya es un manto en la ribera.
Bucólica acuarela que amalgama
el alma y el paisaje en este drama
de la infinita noche de la espera.
Juan Manuel Olveira
G.Bourg, 4 de Noviembre de 2009
1 comentario:
Esta poesìa mos revela al poeta que es capaz de unirse espiritualmente con la naturaleza y ser parte de ella. Es el poeta en contemplaciòn del universo circundante. Muy bien logrado.
Anonimo.
Publicar un comentario